sábado, 5 de julio de 2014

Lo logramos!!!

Como cuenta de béisbol: cero bolas y dos strikes. Así nos tenía el Cerro Grande en el intento de subirlo.

Nada especial muchos lo han hecho, y muchos otros más de 5 veces, pero para mi fue un logro. No lo había subido y al final estuvimos en el techo de la ciudad.

Como olvidar el primer intento, ese que nos truncaron nuestros (porque iba acompañado por el Alan) sueños un par de cacos, con habilidad única de llevarse la batería del auto en un par de minutos y así, dejarnos tendidos esperando la grúa. Pero a pesar de eso, aún hay esperanza por la sociedad; un pequeño aprendizaje no cambia mí fe por los de nuestra especie.


Ahora después de atrasar la subida, por el mundial y por la flojera que implica levantarse temprano,es tiempo de alcanzar la cumbre, como escribí antes, que no tiene nada de fenomenal solo ser el cerro más alto cercano a mi territorio citadino.

Aprendida la lección ahora nos dan rait, el abuelo de Alan. Alan es un chamaco con más pinta de roquero incomprendido  (lo es), desbañado, que deportista o gente de campo. Vez al abuelo, un señor mayor pero se nota que  en  su pasado fue un héroe del deporte amateur, y volteas hacia donde se encuentra Alan y piensas: "si a este cabrón le sale lo adolescente y se quiere pelear con el señor, seguro el abuelo lo deja medio moribundo porque no se nota por donde pueda defenderse".
aaaaa perdón, Alan ya es deportista lleva 3 semanas en gym.

Nuestra meta está dicha: "pase lo que pase, subimos". Nuestra ruta ya esta definida por los anteriores escaladores, por el camino que lleva hasta la cruz y por la ruta que toma el agua cuando llueve. Todo bajo un perfecto itinerario; ¿la meta?, subir y hacer señas para que nos vea todo Chihuahua.
Con animo y risas, por lo ocurrido anteriormente, subimos. Todo va bien llegamos al tambo, cortamos y subimos hasta la primer sombra que vemos, tomamos agua bajo una gobernadora sobre desarrollada
y es tiempo de tomar una decisión importante: ¿Cortamos camino o seguimos en el mismo? "el camino va hacia la izquierda  nosotros queremos ir arriba a la derecha".

Ruta más "directa" pero muy complicada para inexpertos como nosotros. Lo que debió ser unos 15 minutos se volvió un poco más el cansancio de subir una colina con lo que me pareció una inclinación de casi 90 grados (jajajaja) y piedras sueltas. A y mucho merecidos descansos, cuando todo se podría y al grito de "carajo ya no puedo vamos a descansar" volteamos y vemos la cima a solo unos pasos. Nos animamos y corrimos como todos los niños de kinder que ven a sus mamá a la hora de la salida.

Cumplimos y lo disfrutamos. Estar ahí donde se ve el 90% de la ciudad, leer los recuerdos marcados: el amor a una banda de rock, los mensajes hacia la divinidad o el amor hacia alguna muchacha que espero aún sigan juntos porque si no, ¡OSO! dirían mis "señoamigas" de la ULSA. El espejo que llevaba para señales se veía opacado por algo que agradecí: las nubes; aunque mi mamá, como buena mamá,  si vio lucesitas...(interpreten los puntos suspensivos)

Descansar, tomar agua, tomar fotos, intentar hacer una fogata con un pedernal, ver como esta lleno de basura (pañales, quitapones, botes de agua, etc), ir al baño, ver una avioneta volar bajo nosotros (¿porqué? no se, imagino que se estaba estrellando jaja), reírnos de nervios por la bajada. Al final tomamos fuerzas y bajamos pero ahora si por el camino correcto. No vuelvo a pasar por esa pendiente  extrema que lo que nos hizo fue cansarnos pero, ese esfuerzo valió la pena.

Por cierto que buena señal la de TELCEL ¡gracias Carlos! porque llamamos a nuestras casas para que supieran de nuestra proeza desde allá, el techo

de Chihuahua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario